Estoy convencida que Dios me dio la habilidad de pensar y filosofar para que yo hiciera algo grande. En mi vida me he topado con muchas personas y entre sus enseñanzas una muy buena fue que cualquier decisión que tomara, la tomara por mí misma, por razones propias y personales, esta lección me ha ayudado a confrontar circunstancias retadoras cada vez que he tomado una decisión. Y me encuentro hoy con una de las decisiones más importantes de mi vida, tener un hijo.
Para muchas mujeres, inclusive para mí, la vida profesional se acaba cuando tienes un hijo, porque un hijo no se puede poner a un lado como el matrimonio, el trabajo inclusive no se puede poner primero que un hijo. Sin embargo fue mi decisión personal y estoy muy contenta. Sé qué sigue para mí en mi vida profesional y estoy emocionada y a la vez nerviosa, pero así es la vida que yo escogí para mí. No será fácil ser lo que quiero ser como profesionista y como mamá pero también sé que la vida es más fácil si priorizas y ahorita a mis 26 años mi prioridad es mi matrimonio, quiero seguir constrúyete algo que en años futuros sea solido y se sustente. Para que cuando mi vida profesional tenga exigencias, pueda ver mi vida personal y confirme que puedo con las dos, obviamente creo que las dos se construyen en paralelo, pero creo que si quiero ser la excelente mamá y profesionista que quiero ser, tengo que serlo primero en una y luego en otra, así lo he decidido.
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